Mucho antes que la teoría de las alcachofas de Wittgenstein se escribió esta fábula.
Pero las discusiones insisten en caer en la misma confusión
(Tomás de Iriarte)
Había una vez un conejo que corría velozmente seguido de dos perros.
De su madriguera salió rápidamente un compañero del conejo y le preguntó:
— Amigo, ¿por qué corres tanto?
A lo que el otro respondió:
—Dos perros galgos de caza me vienen siguiendo.
—¡Ah, sí!, allá los veo, pero creo que no son galgos, sino lebreles.
—¡Te digo que son galgos, corre!
—¡Te digo que no, que son lebreles!
—¡Te digo que son galgos de caza!
—¡Te digo que son lebreles!
Y en eso estaban los dos conejos, discutiendo, cuando llegaron los perros y sin compasión los atraparon.