Consistencia o incompatibilidad: Las substancias eternas
inmviles de Metafsica Lambda
Oscar Velsquez
Universidad de Chile
Como es sabido, el Libro Lambda de la Metafsica afirma que hay tres tipos de substancia (οὐσία), a saber,
una sensible, que se divide en substancia (1) eterna, y (2) corruptible; y un
tercer tipo, que corresponde a la substancia inmvil. Las dos primeras clases
de substancias, por estar acompaadas de movimiento, incluida la substancia
eterna sensible (i.e., los astros), son estudiadas bsicamente por la fsica,
mientras que la clase de substancia inmvil, lo es por otra ciencia, que
podemos llamar metafsica, pero que en palabras del mismo Aristteles se la
denomina teolgica (θεολογική, E 1, 1026a
19). Es tambin sabido que, segn Aristteles, hay un primer motor inmvil, que
corresponde a este ltimo tipo de substancia, que existe por necesidad, no
sujeto a ninguna contingencia, sola actualidad, cuyo pensamiento es pensamiento
de pensamiento, causa final en cuanto que es ella misma el bien deseado;
principio, en fin, inteligente del que pende la estructura toda del universo
fsico. Se establece, adems, su condicin de realidad separada —sea el
que fuere su significado— de las cosas sensibles.
Siendo as las cosas, es conocido adems que es
objeto de controversia la irrupcin, al parecer inopinada, en el captulo
octavo del mismo libro de la Metafsica de
55 esferas celestes, las que a su vez son movidas por otras tantas substancias
eternas inmviles. Los captulos sexto y sptimo de Lambda acreditan ms all de toda duda la doctrina de un primer
motor inmvil en el sistema aristotlico, de modo que, si el captulo VIII
consagra la presencia de otros motores inmviles —que ostentan tambin la
categora de substancias eternas—, nos hallamos aparentemente ante una
dificultad no fcil de explicar. Sin entrar a discutir la verosimilitud
intrnseca de estas argumentaciones, si Aristteles sostiene que
hay otros varios motores inmviles aparte del primero, son muchos los
estudiosos que no vacilan en afirmar que se contradice, por ser incompatible
con sus asertos de los captulos justamente anteriores, que hablan al parecer
de un solo motor de ese tipo.[1] La
siguiente afirmacin de Felix Grayeff puede
servir de ejemplo representativo para
describir este modo de ver la situacin:
Despus
que la teora de un motor inmvil, Dios, ha sido planteada convincentemente en
Lambda VII, la cuestin es
presentada inesperadamente en LambdaVIII de si hay solo un motor original o
varios. La respuesta es firmemente en favor de la existencia de varios motores
y, en la seccin principal de Lambda VIII, se bosquejan tres teoras acerca del
nmero exacto de los motores. As que Lambda VII y VIII se contradicen el uno
al otro tanto en la letra como en el espritu de su enseanza. [2]
De ms est decir que las posiciones frente a este
asunto adquieren diversidad de matices.[3] No se
debe olvidar que muchos acuden al expediente de considerar que Lambda VIII no forma parte orgnica del
libro,[4] y lo consideran insertado posteriormente ya sea por
el mismo Aristteles o un nuevo estudioso del Peripato. Yo, por mi parte, deseo
establecer con la mayor claridad posible cules son los objetivos de esta
presentacin. Deseo, en primer lugar, dar razones que favorezcan la
consistencia, es decir, la coherencia entre ambas doctrinas al interior de los
postulados propuestos por el mismo Aristteles. Es decir, varios motores
inmviles, que mueven a los planetas, pueden coexistir con el nico, que al
mover el primer cielo mueve mediatamente a los restantes. Ahora bien, no
intento apoyar el caso argumentando acerca de la trabazn lgica interna que
pudiera haber entre una substancia inmvil y varias;[5] mi objetivo est ms bien en proporcionar indicios y
testimonios de que en los captulos VI y VII (y podemos aadir el IX) de Lambda —en que, como sabemos,
Aristteles arguye con tanta fuerza en favor del motor nico inmvil,
Dios— podemos tambin hallar indicaciones adicionales acerca de los otros
motores, substancias eternas inmviles. Son indicaciones que aparecen
estratgicamente puestas en los captulos aludidos. Estas referencias, deseo
sealar, forman parte de la explicacin misma del discurso acerca del motor
inmvil, Dios, y se entrelazan de tal manera entre s, que la propuesta de Lambda VIII acerca de los motores
inmviles mltiples no debera aparecer como una sorpresa, sino como un
desarrollo razonable y aceptablemente predecible de los anteriores captulos.
Es natural, entonces, que me ocupe primero en mostrar y analizar cules son
esas menciones, o al menos alusiones a las substancias inmviles, en los
captulos VI y VII del libro Lambda.
En los inicios de Lambda
VI, se establece con claridad los objetivos del captulo: de que es forzoso que
exista, adems de los dos tipos de substancias naturales, una clase de
substancia eterna inmvil. As como hay dos (δύο) de las primeras, hay "una" (μία) de la segunda. Aunque digamos que hay una sola (que
es el sentido ms propio de ma) es
evidente que se le est comparando con dos. Se trata, entonces, de un uso
colectivo de ousa. Este
planteamiento bsico lo resume en trminos precisos Guthrie al comentar a
Merlan:[6] Aristteles,
dice, haba logrado el propsito fundamental, sostener la existencia del
tercero y ms elevado tipo de ousa, la inmvil y divina: el movimiento eterno
exige un motor eterno e inmutable; hay un movimiento eterno; luego existe una
clase motor inmvil. Del mismo modo que las otras dos <ousas>. Ahora bien,
una vez establecida la existencia de este tercer tipo de substancia, cabe
perfectamente la posibilidad de que sean varias las substancias que se incluyen
en esta clase.[7]
As entonces, parece evidente que a continuacin
(1071b 19 ss.) Aristteles quiere hacer presente en primer lugar la
existencia de una sola entidad, en cuanto que juzga necesario para la
permanencia de un movimiento csmico unitario —que l considera
eterno— la existencia de un solo principio de tal calidad que, su
substancia sea actualidad (ἐνέργεια).[8] Al referirse a esta substancia acto, Aristteles ha
aadido el sugestivo calificativo de principio (ἀρχή).[9] En la lnea siguiente de este captulo sexto (1071b
20), se introduce una afirmacin que deja de manifiesto que Aristteles no ha
olvidado completamente que tambin cabe referirse, de algn modo, a otras
substancias inmviles. Dice: una consecuencia adicional (ἔτι
τοίνυν):
es preciso que estas substancias sean sin materia; pues es preciso que ellas
sean eternas, si es que ha de haber tambin alguna otra cosa eterna. Si no
aceptamos la interpretacin anterior respecto de la existencia de una clase de substancia inmvil, la
aparicin de una frase como esta resulta casi incomprensible; y nos podemos en
ese caso unir a la sorpresa de Elders: These two lines which interrupt the
argument, state that because these beings are eternal, they are without
matter; y luego aade: the plural τὰς
οὐσίας in
this context, where there has been no question of a plurality of movers and nothing in the argument
makes us expect that there are several, is strange.[10] No es poca cosa decir que este giro del Estagirita
es strange. Por otra parte, esta frase
(que no debera, como suele suceder, ir aparte de la anterior), es introducida
por un ἔτι
τοίνυν, que he
interpretado como: una consecuencia adicional.[11] El trmino τοίνυν
introduce una consecuencia que puede
traducirse como por consiguiente, y que, como en este caso, seala
un adems En cuanto a ἔτι, aqu precisamente refuerza este
ltimo sentido. De este modo, la frase penetra en el contexto con la idea de
hacer ms explcito un asunto —el de las otras substancias— que
es concomitante con el tema central del captulo, acerca del principio
inmvil.
Pero el captulo VI nos da otra seal adicional.
Luego de argumentar en favor de la primaca del acto, y de desechar finalmente
como principio de las mociones csmicas al Alma del Mundo de Platn, por ser
esta posterior al movimiento y contempornea con el cielo, concluye que, si el
cambio se realiza en la forma de un ciclo constante, debe persistir siempre algo
actuando de la misma manera (1072a 9-10). Ese algo (τι) por supuesto que no se dice de la substancia inmvil
nica, sino del primer cielo.[12] La transicin hacia el tema actual se realiza
precisamente a la altura de la oracin que se refiere a las substancias
inmviles (1071b 20 ss.), y que ha concluido con la elocuente
afirmacin: ἐνέργεια
ἄρα: Son efectivamente
acto. Luego, plantea de inmediato una dificultad (καίτοι
ἀορία, cuya solucin est ahora precisamente
proponiendo. Esta oracin est respondiendo justamente a esa frase extraa.
Mas la oracin contina, y esta vez sealando a la
generacin y la corrupcin. Debe a su vez haber algo otro (ἄλλο) actuando
siempre una vez en un sentido, y otras veces en otro. Acta, por una parte, per se, y por otra, en virtud de algo
distinto, es decir, del primer cielo, que aqu se le llama τὸ
ρῷτον. Es
conveniente recordar que el Alma del Mundo platnica haba sido rechazada
precisamente por la inhabilidad que muestra, segn Aristteles, para ser causa
de un movimiento eterno; y en vez de ello, si todo se mueve siempre
cclicamente, la razn de la permanencia (ἀεὶ
μένειν), y
la causa (αἴτιον) de
la uniformidad constante del universo est en los cielos, es decir, en el
movimiento permanente de la rbita
celeste; la razn de su variacin est en los circuitos planetarios, que
incluyen el recorrido del Sol y de la Luna; y ambos gneros de movimiento en su
conjunto son causa de la diversidad eterna del universo y su eterna
permanencia.
Siguiendo la secuencia de su pensamiento, Aristteles
inicia su captulo VII haciendo referencia a las posiciones adoptadas en el
captulo anterior. El acto es anterior a la potencia; y existe algo que se
mueve siempre con movimiento incesante y circular: de modo que el primer cielo
debera ser eterno (Λ 7, 1072a 23). Hemos arribado aqu
justamente al vrtice de encuentro con el motor inmvil de la esfera celeste,
Dios. Para hablar de Dios en Aristteles, es indispensable tener en constante
perspectiva el primer cielo y su actividad incesante. El motor inmvil
—esencia eterna— del cielo, es Dios. Los motores inmviles de los
planetas, se ver pronto en el captulo VIII, son las cincuenta y cinco
substancias en acto, que sin moverse, mueven a su vez las diferentes esferas
celestes en sus complicados giros planetarios. Son muchas ms que los planetas, porque
ellas hacen posibles (y explican) los complicados circuitos que recorren los
planetas segn los vemos desde la Tierra. Se intenta salvar esos fenmenos de
acuerdo con nuestra experiencia sensible desde la Tierra.
Pero antes de analizar a los planetas, permanezcamos
un poco ms cerca del cielo y su motor inmvil. El cielo es, segn parece
(puesto que el texto est corrupto), un medio, ya que es movido y mueve a su
vez; y hay algo (τι) que mueve al cielo, y
eso es ese algo eterno, que es tanto substancia como actualidad (1072a
25-26). Solo el protos ourans, segn parece, es directamente
movido por esta ousa eterna. En un
contexto semejante, parece razonable que Aristteles introduzca en su discurso
una mencin a la causa final (τὸ οὗ
ἕνεκα
1072b 1), porque el
movimiento del primer cielo va a ser explicado precisamente por ella, en cuanto
una causa de este tipo significa el bien mismo deseado. Aqu tampoco se olvida
el Estagirita de mencionar que esta causa final de la que habla, es la que se
da entre los <seres> inmviles (1072b 1-2) —que
suponemos alude a la totalidad de la clase de las substancias de esa calidad. Esta ousa, que es causa final, es descrita
del modo siguiente: y mueve, entonces, como lo amado, y por lo movido (κινουμένῳ) mueve las restantes (1072b 3-4).[13]
La substancia inmvil eterna, que es acto, mueve al
primer cielo como lo hace el objeto del deseo; ahora bien, el deseo depende del
pensamiento, y el pensamiento es movido por su objeto; y la substancia primera,
que es simple y actual, es un objeto per
se de pensamiento. Cuando se dice, por otra parte, y por lo movido mueve
al resto, deseo sugerir que es la misma ousa
inmvil (que considero sujeto de esta clusula) la que mueve κινεῖ al
resto de las realidades celestes por o mediante lo movido (un tipo de
dativo instrumental)[14]; y esto
movido, es el primer cielo.[15] Se aade luego: Si en consecuencia, de algn modo es
movido (εἰ
μὲν οὖν τι
κινεῖται 1072b
4; o si hay algo que es movido), es decir, este cielo, que es lo movido por
el primer motor inmvil, aquel cielo, entonces, es susceptible tambin de ser
de otro modo; y, por tanto, podemos agregar, hay algo superior a l, ms en
acto, que es la substancia puramente actual. Ella es la que mueve siendo
inmvil, existiendo en acto, un ser que no es susceptible de ser de ningn modo
de otra manera (1072b 7-8).
Se podra quizs construir de aqu un tipo de argumento en favor de un cierto (ordenamiento jerrquico entre estas substancias inmviles, desde el momento que parece posible poder establecerse un ordenamiento fsico en cierto sentido descendente a partir del primer cielo. Dejo, sin embargo, la cuestin abierta, por considerar que demanda mayores lneas de prueba y una considerable precaucin).
El discurso de Aristteles ha avanzado, as,
tersamente, en busca de una clarificacin cada vez mayor de la primaca de esta
substancia inmvil; y se hace cada vez ms evidente, a mi juicio, que puesto
que esta bsqueda se ha realizado mediante un anlisis del movimiento —un
movimiento que se supone eterno— la delimitacin de esta realidad en acto
se halla inextricablemente ligada a una verificacin sostenida de la calidad de
todos los movimientos, en especial los de las mociones celestes. Ha llegado
para Aristteles el momento de dejar en claro a qu mueve propiamente este
primer motor. En otro paso erizado de dificultades de interpretacin, dice que
la traslacin (φορά)[16] es el primero de los cambios, es decir, de los
movimientos, y que la primera traslacin es la circular (ἡ
κύκλῳ). Aade
luego: ταύτην
δὲ τοῦτο κινεῖ, es decir: y este <primer motor> la mueve.
Es decir, el primer motor mueve la phor
circular primera de los cambios, que
es el cielo. Esta afirmacin se ve confirmada por un pasaje de Lambda VIII 1073a 23 ss., en
que se dice que el principio y el primero de los seres es inmvil...e imprime
el movimiento primero, eterno y uno...; luego (en 1073a 29-30) hace
una aseveracin clave cuando dice que, aparte del movimiento de traslacin
simple del universo, que es efectivamente el del primer cielo, y que es el
que decimos que imprime la esencia primera e inmvil, vemos que hay otros
movimientos de traslacin eternos. Volviendo a nuestro texto de Λ 7,
podemos constatar que Aristteles da los primeros pasos discursivos que habrn
de ser complementados en Λ 8.
Incluso la traslacin primera del cielo, por el hecho
de mover en cuanto es movida, puede ser de otro modo de como es y, por tanto,
evidencia una suerte de contingencia, total y absolutamente ausente del primer
motor, que no siendo susceptible de ser de otro modo en ningn caso, posee las
caractersticas de un ser necesario. Ahora bien, se dice al presente que de un
tal principio estn suspendidos el Cielo y la naturaleza (1072b
13-14).[17] La metfora de la suspensin viene bien con la
calidad de causa final del primer motor inmvil, y podra aludir quiz a la
figura del imn, del que cuelgan (la misma forma ἔρτηται es
usada) como una larga cadena trozos de hierro y anillos, segn la imagen
descrita por Platn en el Ion (533d-e); quien aade: est colgando (ἀνήρτεται)
en todos ellos la fuerza que proviene de aquella piedra.
Aquello desde lo que el mundo est suspendido, dice
Aristteles, es un principio (ἀρχή) por lo que, segn los desarrollos anteriores, es tambin un ser de por
s, cualidad que en este contexto armoniza perfectamente con la idea de una ousa inmvil. Ella es punto de convergencia supremo
de la actividad toda de un mundo que, incluso en su ms alta expresin celeste,
puede ser de otro modo de lo que es, al menos en lo que respecta a su
movimiento. Me refiero al cielo primero. Solo el principio primero es necesario
en el sentido superior, por lo que l solo es la realidad explicativa ltima
del universo y su movimiento. Es un Dios que es culminacin del mundo fsico.
Digo culminacin en el espritu de la concepcin de causa final con que
Aristteles acredita al primer motor inmvil. Me parece atractivo, asimismo,
considerar la metfora de la suspensin en esa misma lnea de relacin
finalista. El discurso natural ha dejado as al descubierto el objeto superior
de donde pende: que existe, en consecuencia, una cierta substancia eterna e
inmvil y separada de las cosas sensibles, es manifiesto a partir de lo que
hemos estado diciendo (1073a 3-5).
Antes de entrar en un anlisis del captulo VIII,
conviene dejar clarificado un aspecto relacionado con las substancias
inmviles. Se trata de una distincin fundamental para la comprensin del
sentido de este estudio. Las 55 substancias inmviles de Lambda VIII son todas planetarias; y la substancia que realiza el
acto equivalente para el primer cielo es, precisamente, Dios, el principio substancial
primero. Los planetas mismos, como los astros del cielo, son divinos y a su vez
substancias, pero, como es obvio, no son inmviles, y estn incluidos en el
segundo tipo de substancia, a saber, la substancia sensible eterna. Hay, pues,
(1) un ρῶτον
κινοῦν =
Dios, motor del primer movimiento eterno y nico, esto es, del cielo llamado
primero. Hay, luego, (2) un primer movimiento eterno y nico (que corresponde
al primum mobile), el del primer
cielo, que es la traslacin del universo = φορὰ τοῦ
αντός. Todo
planeta, adems, tiene su propia traslacin o movimiento de traslacin, o
mocin (φορά) que seala el movimiento de algo que es
puesto en marcha. Pero adems de las foraiv de cada astro (incluidos los planetas), cada planeta
cuenta con sus propias esferas (sfaivra),
entidades globulares de cierta consistencia material, que transportan y guan
circularmente el paso de los planetas por la eclptica, y no solo los
conducen en sus movimientos aparentemente irregulares, sino que
tambin los explican, salvando sus
fenmenos. Por eso cada planeta tiene varias esferas, cuantas son necesarias
segn los datos que nos proporciona la astronoma.[18] De acuerdo con Aristteles, Saturno, por ejemplo,
tiene 7, Mercurio 9, y el Sol 9. En total suman 55 esferas planetarias (o 47,
segn una reduccin indicada en los textos). As como la traslacin primera (no
hay all propiamente esfera) cuenta con un motor inmvil que es Dios, as las
esferas de los planetas (que guan sus traslaciones), cuentan con sus propias ousai eternas inmviles y no visibles, que
mueven estas esferas. De ese modo, los planetas son movidos por esferas que, en
correspondencia con el cielo primero, son movidas por substancias inmviles que
hacen de causas finales de sus esferas y planetas.[19] Estas substancias inmviles son las inteligencias planetarias.
Siendo esta la situacin, deseo sugerir que aquellos
pasajes de Lambda VI y VII que
mencionan o analizan lo referente al primer cielo, que indican la calidad de
las mociones celestes, y que plantean la necesidad de un Dios como explicacin
ltima de un universo rotante, son los que a su vez proporcionan datos
discernibles acerca de las substancias eternas inmviles. Sin estos anlisis
previos de Aristteles en los captulos VI y VII, que proporcionan las bases
tericas y preparatorias a sus planteamientos posteriores en Lambda VIII, las propuestas de este ltimo
captulo podran parecer, esta vez s, prcticamente incomprensibles. Pero la proposicin
de Aristteles, segn mi opinin, es perfectamente comprensible y coherente,
aunque por supuesto, muy improbable como explicacin del movimiento del mundo.
Ahora bien, la propuesta terica principal de
Aristteles en el captulo VIII, basada, segn dice, en los supuestos y
distinciones que han sido presentados anteriormente, es la siguiente:
el principio y el primero de los entes
es inmvil tanto esencial como accidentalmente, e imprime el movimiento
primero, eterno y uno; y puesto que es preciso que lo movido sea movido por
algo, y que el primer motor sea esencialmente inmvil, y que el movimiento
eterno sea movido por algo eterno, y el que es uno lo sea por uno solo; y que
vemos, adems, que aparte de la traslacin simple del universo, a la que,
decimos nosotros, mueve la substancia primera e inmvil, hay otras traslaciones
eternas, las de los planetas (pues un cuerpo que se mueve circularmente es
eterno e incapaz de reposo; esto ya qued explicado en la Fsica): es preciso tambin que cada una de estas traslaciones sean
movidas por una substancia a la vez esencialmente inmvil y eterna. Y puesto
que la naturaleza de los astros es un tipo de substancia eterna, el motor es no
solo eterno y anterior a lo movido, sino que es preciso tambin que lo anterior
a una substancia sea substancia. Es claro, por consiguiente, que es forzoso que
haya otras tantas substancias eternas por naturaleza e inmviles esencialmente,
y sin magnitud, por la causa referida precedentemente (Λ VIII 1073a
23-1073b 1).
Ahora bien, siendo esta la propuesta, a Aristteles
le es evidente que, conforme a los datos de la ciencia de la poca, los
movimientos de traslacin son ms numerosos que los cuerpos movidos; ya que es
un dato observable que cada planeta tiene ms de un movimiento de traslacin.
Suponemos que se est refiriendo a las variaciones que muestran las apariencias
en los movimientos planetarios. Como todos los movimientos de los planetas son
circulares, lo que sucede es que ellos cambian de esferas orbiculares en su
paso por el cielo. Vistos desde la tierra parecen perder su rumbo, pero la
verdad es que nunca dejan de moverse en crculos. As se pensaba. Porque, se
confiaba que, mediante la combinacin de las esferas en su conjunto, se estara
en condiciones de dar cuenta de los fenmenos observados; es decir: de poder
explicarlos: τὰ φαινόμενα
ἀοδώσειν (1074a 1).
El razonamiento del Filsofo es claro, en
consecuencia. Segn sus planteamientos de los captulos VI-VII, el anlisis del
movimiento eterno del cosmos conduce a la comprobacin de la existencia de una
clase de substancia inmvil. Ahora bien, los movimientos celestes y planetarios
se realizan dentro de una regularidad cclica, que en el caso de los planetas
alcanza una complejidad que debe ser aclarada por la ciencia astronmica. La
astronoma nos dir cul es el nmero de los movimientos celestes; y as
podremos establecer cul es el nmero de las substancias inmviles (cf. 1074a
20-22). En este caso el dato astronmico es esencial, tanto para el inicio de
la temtica fsica como para su final explicacin cientfica; pero es la
proposicin filosfica —en este caso la teora de la substancia eterna
inmvil— la que produce un giro radical en el significado y alcance final
de la propuesta explicativa. Los captulos VI, VII y VIII intentan abarcar la
totalidad de la estructura del fenmeno csmico; y su discurso es de corte
fundamentalmente teolgico. Desde esta perspectiva, el primer motor inmvil,
Dios, surge claramente como la teora fundamental de la filosofa especulativa llamada
teolgica,[20] en su conexin con otra rama especulativa, la
fsica, tal como esta era entendida por nuestro filsofo;[21] y precisamente porque se establece en relacin con
la especulacin fsica, es que la Metafsica analiza la inextricable conexin lgica
que une al principio, esencia primera de todo (τὸ τί
ἦν εἶναι... τὸ ρῶτον, Λ VIII 1074a
35-36) con el resto de estos seres substanciales. Entendido que esto es as
—y que existe una continuidad razonable entre todos estos
captulos—, luego de la aparente desarticulacin de la unidad intrnseca
del universo mediante sus motores inmviles, Aristteles restablece una vez ms
el principio, para l no contradictorio, de la existencia de un solo movimiento
eterno y continuo (ἀεὶ καὶ
συνεχῆς) porque un
cielo nico es efectivamente uno solo.[22] Y as, la entelkheia,
que es la esencia primera sin materia, es una, como lo ha dicho lneas ms
arriba, formal y numricamente, por ser el primer motor inmvil (VIII 1074a
36-37). Los restantes motores inmviles ocupan tambin su lugar propio en el
panorama celeste, y parecen subsistir en una relacin mediata con el primero,
si se les considera del punto de vista de la unidad fsica del universo. No
est an claro, segn creo, cul es la relacin profunda que puede existir
entre movimiento y entidad; es decir, hasta qu punto dar o sustentar el
movimiento de algo es darle a su vez una cierta consistencia entitativa. Hay,
con todo, segn creo, una coherencia temtica evidente en el discurso de
Aristteles. Se deja sentir, sin embargo, aparte del problema del movimiento y
la entidad, la ausencia de ciertos eslabones argumentativos que establezcan con
mayor precisin, al interior de la clase de substancia eterna inmvil, las
conexiones profundas entre estas substancias (puesto que se afirma que son
varias), y el posible ordenamiento —probablemente dado en cierta medida
por supuesto— de los motores inmviles entre s, y en su relacin con el
primero.
Aristteles,
Mendoza 1997
Editor Hctor Jorge Padrn
Primeras jornadas aristotlicas argentinas
Universidad Nacional de Cuyo
Mendoza abril
1996
[1] Cf. L.
Elders, Aristotle's Theology, A
Commentary on Book L of the Metaphysics, Assen 1972, p. 62:
After having discused the existence and nature in general of the Unmoved Mover
one may ask the question of its uniqueness or plurality. The metaphysics
of L 7 however appear to exclude
such a plurality.
[2] F.
Grayeff, Aristotle and his School, London 1974, pp. 166-67.
[3] Como es
el caso de J. Tricot (Aristote, La
Mtaphysique II, Paris 1986 —nouvelle dition entirement refondue,
avec commentaire, p. 686, n. 2) por ejemplo, en que, a pesar de confirmar su
autenticidad, reconoce que esta posicin de Aristteles s'accorde assez mal
avec ses prcedentes conclusions et soulve beaucoup de difficults. Otros,
como Bonitz, en su Comentario, no aluden a contradicciones; o como Ross, con
una discusin muy ecunime del asunto (W.D. Ross, Aristotle's Metaphysics, vol I, London 1970 —ed. corregida
1953— pp. CXXXV-CXLI.
Son de positivo
inters y complementarios para este trabajo los estudios de Philip Merlan,
quien concluye que Aristteles ensea, para el caso que aqu se discute, una
doctrina coherente. Hay una descripcin excelente, concisa, y simpattica de
sus opiniones en W. K. C. Guthrie, Historia
de la Filosofa Griega, vol. VI, trad. castellana, Madrid 1993 (1981) pp.
283-88. G. Reale en la introduccin y notas de su traduccin comentada del
libro XII de la Metafsica (Aristotele Il Motore immobile, Brescia 1978 -1963-) presenta en
forma precisa y clara su opinin favorable a la consistencia del discurso
aristotlico.
[4] Mientras
que la doctrina del libro L pertenece, sin controversia posible, (deca W.
Jaeger, Aristteles, trad.
castellana, J. Gaos, Mxico 1992 -1946- p. 394), a la concepcin ms antigua de
la metafsica, ojos penetrantes se haban cerciorado igualmente, ya desde los
das de la antigedad, de que el captulo 8 no es un miembro orgnico de lo que
le rodea, sino un cuerpo extrao. Una presentacin amplia de diversas
posiciones aparece en L. Elders, Aristotle's
Theology, Assen 1972, pp. 57-68.
[5] Un
esfuerzo que juzgo valioso y atractivo en favor de la consistencia aristotlica
en esta campo —junto a los aspectos sin resolver acerca del asunto—
en G. Reale, Il Motore immobile, Brescia
1978 (1963); y, Il Concetto di filosofia
prima e l'unit della metafisica di Aristotele, Milano (1984).
[6] W. K. C
Guthrie, Historia de la Filosofa Griega,
vol VI, trad. castellana, p. 264. Las referencias a los textos de Philip
Merlan en relacin con este tema se pueden encontrar asimismo en Guthrie, op. cit.,
especialmente pp. 283-84; 428.
[7] En cuando
al conjunto de este captulo 8, J. Tricot declara que: Lauthenticit de ce
chapitre nest cependent douteuse. Mais il faut reconnatre que lincursion
dAristote dans la domaine cosmologique saccorde assez mal avec ses prcdents
conclusions et soulve beaucoup des difficultes, Aristote La Mtaphysique, vol. II p. 686, n. 2.
[8] Metaphys. 1071b 19-20.
[9] Metaphys. 1071b 20.
[10] L.
Elders, Aristotle's Theology, p. 145.
[11] Cf. J.
Tricot, La Mtaphysique II, p. 667:
Autre consquence: ....
[12] Se
plantea esta misma posicin en Tricot (II, 660 n. 4), Bonitz (493), Ross (II
371). Elders, en cambio, piensa que parece sealar al primer motor (156-57).
Como primera objecin, plantea que the verb μένειν
ὡσαύτως is not well-chosen to signify the
ever revolving sphere of the stars (ibid.). Se podra responder a ello que la
expresin mnein hosatos (persiste,
permanece <actuando> del mismo modo) apunta a εριόδῳ
(1072a 8 y 10), es decir, a la permanencia del movimiento cclico.
[13] Sigo el
texto griego de Jaeger, Aristotelis
Metaphysica, Oxford 1963 (1957), que lee, κινουμένῳ conforme
a los manuscritos principales. El mismo Jaeger en el aparato crtico de su
edicin, glosa: (scil. τῷ οὐρανῷ). La
expresin parece un poco tosca, de ah la correccin de Ross, que se ve que es innecesaria,
de acuerdo con mi anlisis: pone κινούμενα en vez
del correcto κινουμένῳ. Sospecho
que las otras son las restantes substancias inmviles.
[14] El dativo
instrumental (sin el uso de preposiciones) puede expresar en griego el medio e
instrumento, o bien la causa eficiente por la que se produce un efecto. Como un
dato ms bien curioso, deseo sealar el hecho que como en latn, las palabras
que significan cierta cantidad de tropas se consideran como un medio militar
empleado por el general (J. Curtius, Gramtica
Griega, Buenos Aires 1951,
438 n. 2). Es el empleo de un comitativo sin preposicin para designar las tropas (u otros medios militares) con
las que opera el jefe de guerra (J.
Humbert, Sintaxe Grecque, Paris 1954,
484). Me refiero a este caso debido a que luego, al final del libro, en Lambda 1075b 37 ss, Aristteles comenta
que los seres no quieren ser mal gobernados, pues uno solo debe ser el
soberano o comandante.
[15] Leo,
entonces: κινουμένῳ δὲ
τἆλλα κινεῖ.
[16] Metaphys. 1072b 8. La phor en una mocin, es el movimiento
de lo que es puesto en marcha, y seala un movimiento
de traslacin.
[17] The verb
ἔρτηται
conveys the idea of some sort of causal dependence in being and in
operation (L. Elders. op. cit. p. 179). En cuanto a physis, segn el mismo autor (p. 180),
parece significar la totalidad de las cosas en este mundo, en cuanto que ellas
estn sujetas a cambio. Elders aade: Aristteles no dice si el cielo y el
resto del cosmos dependen ambos del mismo modo del primer principio. En vista
de 1072a 24 y 1072b 4-5, parecera que la dependencia del
mundo sublunar es indirecta, a saber, a travs de la intermediacin de los
cielos.
[18] G. Reale
(Il Motore immovile, p. 54 n. 142)
comenta: Quale scienza studia il moto degli astri? L'astronomia. L'astronomia,
dunque, ci dovr dire quanti moti o sfere celesti ci sono, e, in base a quanto
stato stabilito, si concluder che le
sostanze di cui ragioniamo sono tante di numero quante quei movimenti.
[19] J. Owens
(The Relation of God to World in the Metaphysics,
en tudes sur la Mtaphysique d'Aristote,
publicadas por P. Aubenque, Paris 1979, pp. 207-222), considera que, Dios
es tanto causa final como eficiente del movimiento del mundo. Mientras que, lo
que l llama the separate substances (supongo refirindose a las substancias
inmviles) son causas ltimas finales del movimiento mundano: but final causes
only. They are not efficient causes. Los cuerpos celestes (en cuanto se los
distingue de sus motores inmviles), solo aparecen, segn afirma Owens, como
causas eficientes de todo el movimiento sublunar, y como causas finales
secundarias del movimiento csmico.
L. P. Gerson, en God and Greek
Philosophy, London 1990 (ver especialmente pp. 131-134) por su parte, no
hallando pruebas de una causalidad
eficiente de Dios en nuestra obra, arguye en contra, y busca identificar la
pluralidad de los motores inmviles con las causas eficientes que son movidas
accidentalmente por las esferas adyacentes. Gerson tiene razn al afirmar que
Aristteles no menciona el calificativo de separadas al referirse a las
substancias inmviles. Parece posible, con todo, construir un argumento en
favor de la separacin a partir de Metaphys. E, 1, 1026a 16 (en
que se afirma que la ciencia primera versa tanto sobre seres separados como
inmviles: ἡ δὲ
ρώτη καὶ ερὶ
χωριτὰ καὶ
ἀκίνητα). As lo presenta P. Aubenque, en
Le problme de l'tre chez Aristote,
Paris 1966 (1962), p. 368: A ct de la physique et de la mathmatique, dont
les domaines sont exactement dlimits, la thologie porte sur ce gendre
particulier dՐtres que sont les tres spars et immobiles (se cita E, 1,
1026a 13); pocas lneas ms abajo, sin embargo, en referencia a Lambda,
se refiere solo a des tres immobiles.
[20] E 1, 1026a
8 ss.
[21] Cf. Metaphys. E 1, 1026a: ερὶ
κινητῶν γάρ
τίνων ἡ φυσική (si bien
la frase es excluida por Jaeger, por razones que no me parecen convincentes).
[22] Metaphys. 1074a 39: εἶς ἄρα
οὐρανὸς μόνος.